Recuerdos; buenos o malos recuerdos son.
Que se rescatan del fondo de nuestra mente, recuerdos dolorosos que vuelven a echar raíces en los momentos más felices, llamados por el más insignificante recuerdo.
Recuerdos que hacen que se empañen los ojos y vuelvan a aflorar las sensaciones, sensaciones que provocan que las cuencas de los ojos se vuelvan a inundar.
Recuerdos que no dejan que nos concentremos en nada más, recuerdos que nos invaden la mente y los sueños.
Recuerdos, algunos ya para nosotros casi inexistentes, que nos golpean de pleno en el pecho y hacen que nos falte el aliento.
Recuerdos que nos duelen, que hacen que tengamos que sentarnos, tomar aire, e intentar volver a esconderlos al fondo de la mente, sabiendo que algún día volverán a aparecer.
Recuerdos dolorosos, que un día igual que un simple detalle logró que volvieran a nuestra mente, lograran que al volver a nuestra mente lo único que nos provoque sea una amarga sonrisa, de mejores tiempos, de recuerdos pasados... pero ya, no dolorosos.
DIARIO DE UNA: melancólica